domingo, 24 de julio de 2011

Sollér y el Crucero Baleares.

El Crucero Baleares en la Bahía de Palma.
Todo comenzó sobre las dos y cuarto de la madrugada del día  6 de marzo de 1938, cuando una  tremenda explosión hizo que el buque se levantase y retorciese  arrancándole las entrañas. El ataque había surtido efecto, los torpedos lanzados por los destructores republicanos habían dado en el blanco; rápidamente se sucedieron las explosiones e incendios; todo el mar cercano se lleno de petróleo ardiendo, el humo y el olor a carne quemada hacia irrespirable el aire, los gritos de dolor iban acompañados de la impotencia de no poder ayudar al compañero herido. La muerte y la vida se unieron en un abrazo inseparable que causó 766 bajas entre desaparecidos y muertos a consecuencia de las heridas sufridas, sobreviviendo a la tragedia 441 miembros de la dotación. (Ambas cifras son aproximadas, ya que en la actualidad, triste es decirlo, no se sabe las cifras exactas) -las listas oficiales y las dadas por diversos autores especializados en este tema tienen discrepancias y errores -.
El Crucero Baleares momentos antes de hundirse,
 fotografía tomada por los buques ingleses que acudieron en su ayuda.
Nuestra historia, que relaciona el tranquilo puerto Sóller con el hundimiento, empieza sobre las 15:45 horas, con la llegada de los supervivientes al puerto de Palma a bordo del buque ingles Kempenfelt y los cruceros nacionales Canarias y Almirante Cervera. Rápidamente fueron desembarcados, los más graves quedaron ingresados en el Hospital Militar, Clínica Naval, Hospital General y en todos aquellos centros de primeros auxilios que contaba la ciudad, (quedaron colapsados todos los servicios sanitarios). Los menos graves e ilesos se distribuyeron por acuartelamientos de Palma, Base de hidros de Pollensa y Base de Aprovisionamiento de Soller.
Supervivientes del Crucero, curándose de sus heridas en la Clínica Naval.
Entre ellos él Sargento de Infantería de Marina Don Leonardo García.
La Base de Aprovisionamiento de Soller comenzó a construirse a principios de 1937, -en plena Guerra Civil- ante la urgente e imperiosa necesidad de contar el bando nacional con un lugar seguro y protegido para el atraque y aprovisionamiento de sus submarinos y de los submarinos legionarios italianos en la Isla de Mallorca,  características que conferían a esta pequeña bahía un alto valor estratégico para el desarrollo de la guerra naval del momento. Cierto es también que en la decisión influenció la tradición marinera que le había llevado a tener un importante tráfico marítimo a finales del siglo XIX y principios del XX. En un principio se estudió la viabilidad de construir la base en el litoral sureste de la Isla.
La hospitalidad y el don de gentes de los habitantes del lugar contribuyó a que a la llegada de  110 marineros y cabos de marinera supervivientes, fuesen acogidos y que se sintiesen como en casa. A medio vestir, con quemaduras, heridas y con el tormento de lo sufrido, llegaron a la Base en el tren. Ésta se encuentra en plena construcción, apenas hay sitio para alojarlos dignamente; una veintena en el cuartel de Santa Catalina, otros pocos en la casa del faro, algunos en el Lazareto y para el resto el Jefe de la Base y Ayudante Militar de Marina del distrito de Soller, C. F. Felipe Abarzuza y Oliva solicitó la ayuda de la población, que respondió con el alojamiento en casas particulares, hoteles y pensiones. Larga sería la relación de los domicilios y me podría olvidar de alguno.
Ante tal dantesca visón de unos hombres destrozados física y moralmente, harapientos por no tener nada que ponerse, la población del Port reaccionó de inmediato. La delegación local de Frentes y Hospitales rápidamente, se pone en marcha y obsequió a los marinos del Baleares con 300 pares de calcetines; También la O.N.S de la localidad, que el día 8 hizo entrega en homenaje a los marinos de:
Dos piezas de tela azul de unos treinta metros.


Luce en la manga izquierda la Medalla Militar Colectiva
concedida a los supervivientes del Crucero. 24-9-1939.
 
Dos piezas de tela blanca de unos 10 metros.
Dos piezas de tela blanca de unos 30 metros.
25 camisas
28 camisetas.
67 calzoncillos.
26 pares de calcetines.
3 jabones de tocador.
4 toallas.
2 pares de zapatos.
10 jerseys.
108 pañuelos.
7 pantalones
1 bufanda.
2 pares de zapatos.
2 paquete de ropa varia.
1 sábana.
1 chaqueta de pijama.
4 pares de alpargatas.
2 latas de sardinas.
3 sobrasadas.
2 paquetes de pasta.
Los Hoteles Terramar, Costa Brava y Marina que se encontraban alquilados a la marina, para alojamiento de los oficiales, clases y personal legionario colaboraron inmediatamente en la preparación de comidas calientes para reponer el ánimo de los náufragos.
Son también numerosos los donativos en metálico de la población, llegándose a recaudar un total de 3.918,85 pesetas antes del día 8 entre organizaciones y particulares de la localidad. En una segunda recolecta 3.694,25 pesetas y en otra tercera 2.931,50. Algunos de los organismos y empresas donde se realizaron  recolectas entre sus miembros fueron:
         Excmo. Ayuntamiento.
         F. E. T. de las J. O. N. S. de Soller.
         F. E .T. de las J. O. N. S. de Fornalutx.
Organización Nacional-Sindicalista.
         Cofradía de Pescadores.
Comandancia Militar de Soller.
Fuerzas del Bloqueo del Mediterráneo.
Base de Aprovisionamiento.
Ferrocarril de Soller.
Sociedad “El Gas” S.A.
Así mismo la Comunidad Parroquial cedió los gastos habidos por el funeral celebrado en la Iglesia parroquial el día 10 que supuso un coste de 152,50 pesetas, mas 45,00 pts por la cera de la verja  y velones, y el trabajo de los sacristanes.
         El Ferrocarril de Soller, condonó el importe de los trenes y tranvías especiales contratados el mismo día 6 de Palma al Puerto y viceversa, y el día 8  utilizados para asistir al funeral celebrado en la Catedral de Palma en sufragio de los que perecieron por un importe total de 563,65 Ptas.
         El día 17 se celebró un partido de fútbol entre el equipo Selección Ferroviaria y el Artillería Muleta de Soller a beneficio de los supervivientes.
        En el teatro Kurssal de localidad se sucedieron continuas rifas y espectáculos, con el mismo fin.
        Incluso los cafés y Sociedades como: Café Sport, Circulo Sollerense, Café d’es Replá y Bar Cristal, cedieron las consumiciones gratis de los Marinos del Baleares, que acudieron a los mismos.
Franco saluda a los supervivientes, durante la inauguración
del monumento del Crucero Baleares el 16 de mayo1947.
       En los días posteriores los marinos comienzan a restablecerse de sus heridas y a marcharse, unos a sus nuevos destinos, otros a continuar recuperarse de las heridas a sus localidades de origen; la tranquilidad vuelve a reinar en el Puerto. A los poco años, ya adentrados los cuarenta, a las autoridades más importantes le fue reconocida su colaboración con sendas Placas del Merito Naval distintivo blanco. El tiempo pasó y nadie se acordó, como siempre de esas miles de personas anónimas que quisieron  ayudar a unos hombres, a los que el destino les hizo vivir uno de los mayores y trágicos episodios que ha tenido la Marina de Guerra. Sirvan estas líneas para recordar y agradecer al pueblo de Soller la generosidad con la que socorrieron hace años a aquellos marinos y que sirvió para hermanar aún mas las ya consolidadas relaciones Marina de Guerra, Soller y su Puerto.
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         Bibliografía / Archivos:
Zona Batida.
El Crucero Baleares (1937-1938).Varios autores. Editorial  LLeonard Muntaner. Año 2000.
Archivo fotográfico autores El Crucero Baleares (1937-1938).

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